Mantlo-Gaiman: Las dos caras del genio.

Robado desde El lector impaciente. blog recomendable:
El lector impaciente...: Mantlo-Gaiman: Las dos caras del genio.:

Originalmente publicado el 10 de Noviembre de 2010
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Leo en 999 y Flora y Fauna que ayer fue el cumpleaños de Bill Mantlo (59) y hoy es el de Neil Gaiman (50), lo que me pone fatalista y me hacen reflexionar sobre la esquiva y loca fortuna que es esto de la vida.

Por edad, ambos son casi compañeros de generación (aunque cada uno se situaría en un extremo) renovadores, en su momento, del cómic mainstream norteamericano de los ochenta y noventa por la originalidad de sus propuestas. Ambos, por diferentes motivos, eligieron realizarse en otros ámbitos ajenos al medio, lo que quizás no deja este -o su miope industría- en muy buen lugar . Gaiman como escritor de novelas, Mantlo ejerciendo como asistente legal en una asociación del Bronx neoyorquino.

Aquí acaban las similitudes. Hoy en día, Gaiman es un autor respetado y admirado al que la fortuna le sonríe con un relativo éxito literario, adaptaciones cinematográficas de sus obras, reediciones cíclicas de sus mejores cómics y lucrativas incursiones en el cómic más comercial. Mientras tanto, Mantlo sufre la peor de las suertes languideciendo invalido, internado de por vida consecuencia de la mala hora en que un hijo de puta al volante se lo llevó con su coche por delante cuando patinaba, disminuido en sus capacidades, necesitando ayuda constante y con una situación económica precaria a la que no ayuda precisamente que sus cómics no sean reeditados y su obra difundida sólo recordada y valorada por los aficionados más veteranos.

Las dos caras de la fortuna aplicadas a dos grandes escritores que ejemplifican eso de que unos nacen con estrella y otros estrellados. Fijado quizás nuestro destino sin que podamos hacer (bueno, se puede ayudar a Mantlo adquiriendo este libro aquí) ni decir mucho.

Felicidades a ambos.

1 comentario:

  1. Buena captura.
    Toca inventarle una etiqueta para que no se pierda.

    Ismamelón

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La culpa es de esos dos señores que pasan por ahí y su materialidad envolvente.